En un rincón remoto de la costa de Lanzarote, se encuentra un santuario de serenidad y belleza natural que espera ser descubierto por aquellos que buscan alejarse del bullicio y conectar con la esencia misma del océano Atlántico. La Playa Bajo el Risco, resguardada por el imponente Risco de Famara, es mucho más que un destino turístico; es un refugio para el alma, un lugar donde el tiempo parece detenerse y la mente encuentra paz en la armonía del entorno.
Ubicada en la pintoresca costa de Yé, esta playa de 500 metros de extensión se erige como un oasis de tranquilidad en medio del tumulto de la vida moderna. Su acceso, aunque no es sencillo, es parte de la aventura: ya sea descendiendo por el Camino de los Gracioseros, una ruta de senderismo que zigzaguea a lo largo del acantilado, o llegando en barco desde Órzola o La Graciosa, cada paso hacia la Playa Bajo el Risco es una invitación a desconectar y sumergirse en la belleza natural que la rodea.
Al llegar a la orilla, los visitantes son recibidos por la majestuosidad del Risco de Famara, cuyas imponentes paredes de piedra se elevan hacia el cielo, creando un telón de fondo impresionante para un día de relajación y descanso.
La fina arena dorada se extiende a lo largo de la costa, acariciada por las suaves olas del Atlántico, mientras que el sol brilla en lo alto, iluminando el paisaje con una luz cálida y dorada.
Una de las características más distintivas de la Playa Bajo el Risco es su atmósfera de calma y serenidad. Con el suave murmullo de las olas rompiendo en la orilla y el canto de las aves que sobrevuelan el acantilado, esta playa ofrece un ambiente único para desconectar del estrés y la agitación de la vida moderna. Aquí, el tiempo parece detenerse, permitiendo a los visitantes sumergirse en el momento presente y disfrutar de la belleza que los rodea.
Pero la Playa Bajo el Risco es mucho más que un lugar para relajarse; también es un destino para la aventura y la exploración. Los intrépidos pueden disfrutar de un refrescante baño en las tranquilas aguas del Atlántico, explorar los entrantes de mar cercanos o simplemente relajarse bajo el cálido sol de Lanzarote. Para aquellos que buscan una experiencia aún más inmersiva, el sendero de Los Gracioseros ofrece la oportunidad de descubrir la rica biodiversidad de la zona mientras se dirigen hacia la playa.
Además de su impresionante entorno natural, la Playa Bajo el Risco también ofrece oportunidades para el bienestar y la conexión con uno mismo. Con sus impresionantes vistas al mar y su atmósfera tranquila y serena, esta playa es el lugar perfecto para practicar yoga, meditación o simplemente disfrutar de un momento de tranquilidad y reflexión. Ya sea en solitario o en compañía de seres queridos, la Playa Bajo el Risco invita a los visitantes a dejar atrás las preocupaciones y el estrés del día a día, y sumergirse en un estado de paz y armonía con el mundo que los rodea.
Además de su belleza natural y su atmósfera relajada, la Playa Bajo el Risco también es un destino ideal para familias. Con su suave pendiente y aguas tranquilas, esta playa es perfecta para que los niños jueguen y se diviertan mientras los padres pueden relajarse y disfrutar de la tranquilidad que ofrece este remanso de paz. Construir castillos de arena, jugar a las palas o simplemente nadar en el mar, la Playa Bajo el Risco ofrece infinitas oportunidades para crear recuerdos inolvidables en familia.
